Os presento a los peques, protagonistas de mi vida,

Iago… Tiene 7 años y su diagnóstico llegó con solo 18 meses. Estaba claro que su desarrollo no iba bien. El luto fue largo… muy largo. Pero hay que buscar la aceptación y seguir, me necesita, saco fuerzas de su sonrisa, de sus abrazos, de su risa… Iago es no verbal, no dice ninguna palabra, si sonidos que queremos aproximarlos a palabras, tiene un 65% de discapacidad y hemos probado muchas terapias y tratamientos alternativos. Hay que tener esperanza pero a la vez ser realista (es fundamental para llegar a la aceptación), va a un Centro de Educación Especial, allí es feliz. Por las tardes hacemos terapias y el fin de semana equinoterapia. Tiene trastorno severo del sueño, no duerme más de 5-6 horas y es hiperactivo, si… muy cansado. Mi meta? Que sea feliz, suena a tópico, si, pero así es. Le encanta columpiarse, saltar en una cama elástica, lanzar juguetes, subirse a las mesas, correr, ver Pocoyó en la tablet… Mi eterno bebé, prometo cuidarte siempre y luchar por tus derechos.
Edgar… mi pequeño, 5 años actualmente, el que me saca una sonrisa con la suya de medio lao, el que hace que vea más luz en el futuro, mi campeón. Bueno, el diagnóstico llegó hace cosa de 2 años, el grado de TEA es menor que su hermano, no por eso menos importante. Tiene bastante vocabulario pero no sabe expresarse correctamente, le cuesta comprender, le cuestan los cambios, el cole ha costado pero poco a poco va integrándose, relacionarse quiere, aunque le cuesta mucho. Es un niño feliz y ya sabéis que es mi prioridad, tiene grandes avances y trabajamos mucho con él en terapia y en situaciones cotidianas. Tiene mucho que exprimir… Así que allá vamos mi chiquitín, a por todas!!