Lees un artículo sobre el acoso escolar, y como siempre se rompen la carnes , brotan lágrimas.
Pensar cosas como pedir lo mínimo entre una escuela inclusiva y el bullying, hay un hilo tan fino como para fastidiar la vida a una persona, para siempre.
Quizá sería capaz de llorarle a esa persona que no lo trate mal, que prefieres verle solo en el patio antes de que él entienda como relación social el maltrato y lo normalice en su vida.
La sensación de saber que se está mirando a otro lado, te llena de rabia, pero a la vez te acobarda por posibles consecuencias, más no por favor.
Sabes de sobra que es la victima la que tendrá cambiar de centro, en lugar del agresor y no, no puede ser, sabes que a tu peque le matan los cambios, sabes que dentro de ese claustro pueda estar esa persona que tanto lo conoce y lo trata como persona más que como diagnóstico.
Porque la época esa de gamberrete para tí pasará pero para mi pequeño perdurará para toda su vida, ya no te acordaras de él nunca más, fue un juguete para ti, una forma de destacar, pero a mi hijo le has arruinado la vida.
Le has creado problemas de autoestima que tanto hemos trabajado en familia.
Esto no hay amor de una madre que lo cure, no hay apoyo psicológico que lo cure del todo, quizá por ser autista lo normalizo, de tal manera, que acepte el maltrato siempre, que la indefensión aprendida haya calado tan hondo que no conciba otra forma de trato hacia su persona.
Un proyecto de escuela tan trabajado por el claustro, para que los alumnos se queden con el mensaje que destrozando vidas serán poderosos.
Por qué nadie se atreve a decir que estos jóvenes, muy jóvenes están cometiendo un delito de odio?, qué ocurre? para quién se crean las leyes?? para quién se crea la protección? por qué quedan impunes y el que se va es la víctima??
Eso sí, son colectivos vulnerables a los que «ya que mas da».
Quién cuida los derechos humanos?
Comentarios recientes