Si me preguntan ¿cómo el AUTISMO transformo tu vida? Respondo así,
Absolutamente todas las transformaciones imaginables. Como mamá significó y significa uno de los desafíos más importantes de mi vida. El autismo transforma el mundo, la mirada hacia al mundo, lo que el mundo significa. La relación con las demás personas, la relación con el resto de la familia y amigos, con tu pareja, con tus otros hijos, contigo misma. Siempre digo que el autismo ha sacado lo mejor de mí pero en muchas ocasiones, también lo peor.

El autismo te interpela, te enfrenta a tus propios miedos y prejuicios, te hace reordenar tu lista de prioridades, reafirmar tu escala de valores, tus juicios de valor y también –por qué no- los propios prejuicios personales y sociales. El autismo te da miedo al principio, pero una vez que puedes comenzar a aceptarlo y comprenderlo, te pide animarte a vivir con él, entender que la «felicidad es posible con y a través suyo.

Te pide acción, movimiento, pro actividad, positivismo, fortaleza, alegría, valor, nunca bajar los brazos, nunca poner un techo, como así también moderar las expectativas y calibrar las varas con las que nos medimos y medimos todo.

El autismo te enseña a vivir de otro modo, “te obliga a disfrutar cada instante cuando el mar está en calma y mantener la calma cuando el mar se agita”. Te invita a construir la felicidad día a día pero también a planificar y poder mirar el bosque…
Movimiento Azul hace que las noches no sean tan largas, pensar que poner acción para poder ayudar a otras familias es el gran canal de alimentación y oxígeno. El autismo nos obligó a ordenar nuestra vida, los horarios, la casa, las actividades, a planificar más y mejor para ayudar a Iago y Edgar. Es, en definitiva, un gran trabajo en el que superar los obstáculos rutinarios se multiplican por mil.

Esto es una carrera de fondo, en la cual te vas encontrando otros corredores quienes te ofrecen sus consejos, igual que puedo hacer yo… Quiero felicitar a todas las súper mamás del mundo, porque ser madre no es fácil, lo estás haciendo bien, no sé de dónde sacamos la fuerza, bueno, si lo sé… ver su alegría, sus risas espontáneas, sentir su amor, eso es lo que nos da el aliento que en ocasiones tanta falta hace.