Hay cosas que jamás podré olvidar…

El día que Carla verbalizó que quería tener un hermanito, el día que le dimos la noticia que sería hermana mayor, el día que nació Roger y se conocieron, y por último…  el día que le dijimos que Roger tenía autismo y por eso se comportaba de manera tan peculiar y diferente.
No fue fácil explicarle y ni mucho menos  fue nada fácil tener que aprender unas nuevas habilidades para poderse comunicar y poder compartir con su hermano.
No fue fácil, pero lo consiguió.
Carla ha adquirido el don de darle significado a su mirada, a sus gestos y a sus silencios.
Ha aprendido que una demanda va mucho más allá que unas palabras y que para jugar a algo no hacen falta reglas ni grandes juguetes.
Ha aprendido que con amor y una gran sonrisa, se consiguen grandes cosas y una de ellas, el amor incondicional de su hermano Roger.
Carla es su figura y su gran modelo a seguir, es esa luz que lo carga de energía y lo motiva.
Es esa figura que muchas veces ocupa más carga que la que una niña de 10 años debería.
Una figura de hermana mayor, con rol de mamá.
La que cuida, protege y se desvive por hacer feliz.
Y la que dice… «No cambiaría por nada del mundo a Roger»
«No cambiaría por nada del mundo su autismo».

«Lo quiero tal y como es».